El Mundial de Fórmula 1 está apretado a más no poder. Por arriba, Lando Norris solo tiene tres puntos (77) con Oscar Piastri (74) y ocho (69) ante Max Verstappen. Muchos son los que señalan solo a ellos tres como candidatos, pero el que todavía no ha fallado es George Russell. Con 63 puntos está metido en la batalla, Mercedes tiene un coche sólido y es el momento del británico. Siempre rápido a una vuelta y claramente mejorado en carreras. Ni con la figura de Verstappen planeando en el ambiente, entre rumores y los malos rollos del final del 2024.

Russell pasó de promesa a un piloto sólido con el salto a Mercedes, pero hasta el inicio de 2025 no ha dado otro salto más de calidad. El de ser regular dentro de las posiciones principales y no fallar. Todavía no se ha bajado del top-5 en ninguna sesión (clasificaciones y carreras) del 2025 y en Bahréin coleccionó otro podio. Un 2º que luchó con una salida maravillosa y agresiva, y una penitencia de la que salió más fuerte. En parte, gracias a la FIA.
La no-sanción
El británico hizo una carrera brillante porque tuvo una parte de resistencia ante todo. Se le acumularon los problemas hasta que surgió uno verdaderamente grave. Primero, las marchas. «Son una mi****, ¿qué pasa?», dijo por radio. Después, con el volante. «Existe la posibilidad de quedarte sin el dash, no te preocupes», le comentó su equipo. Contestó con gracia. «Bueno… mientras no se caiga», dijo recordando el incidente de Alonso en el FP2. También con el GPS del coche, cosa que le marcaba como último… o fuera del mapa del circuito.
Aunque nada fue tan grave como lo del final de carrera. En un momento dado, Russell se autoinculpó por radio. «He abierto el DRS sin querer», dijo. Alerta roja, pues no podía hacerlo y la sanción de la FIA parecía aterrizar. Aun así, aguantó a Norris, fue 2º y recibió premio: no habría castigo. El comunicado de la federación explicó que habría ganado muy poco en la recta principal y lo compensó levantando en la curva 1. Además, era a causa de los problemas del Mercedes.
